viernes, 9 de diciembre de 2011

Los monasterios.

Desde los primeros tiempos de la cristiandad, algunos hombres profundamente religiosos decidieron apartarse del mundo para entregarse por entero a la oración. Se les llamaba eremitas, y solían vivir en islas, desiertos y otros lugares apartados. En el siglo IV, el eremita egipcio san Antonio de Tebas formó una comunidad con otros orantes.

La idea se difundió por la cristiandad, y poco a poco fueron estableciéndose comunidades de hombres (monjes) y mujeres (monjas).

La vida en los monasterios y conventos era sencilla, pero no demasiado dura. La jornada se repetía entre la oración, el sueño y el trabajo. Los monjes recibían cada día una ración de pan, una medida de vino y dos comidas calientes, dormían en cama y a cubierto, tenían ropas para cubrirse y si caían enfermos, alguien cuidaba de ellos. Esto era mucho más de lo que tenían quienes vivían fuera de los monasterios y, en consecuencia, nunca faltaban voluntarios para incorporarse a tales comunidades.

Si bien monjes y monjas vivían entregados a la oración y apartados del mundo, los monasterios pronto desempeñaron una función crucial en la vida cotidiana. Durante siglos, los monjes fueron los únicos capaces de leer y escribir, y la única forma de recibir cierta formación era seguir la carrera eclesiástica. Pero no todos los religiosos vivían en monasterios: los curas más humildes trabajaban en las parroquias, mientras que otros ocupaban cargos importantes junto a reyes y poderosos.

Muchos monjes y monjas se consagraron al cuidado de los enfermos; les administraban medicinas hechas con hierbas cultivadas en sus huertos y, cuando todo fallaba, rezaban por el alma del paciente.

Casi todos los monasterios disponían de alojamientos para viajeros, en especial para peregrinos, que realizaban largos desplazamientos para acudir a los lugares santos. Casi todos disponían además de una biblioteca de textos clásicos y religiosos, muchos de ellos copiados a mano en el scriptorium; en ellos se basaba todo el saber de la época.

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