lunes, 12 de diciembre de 2011

La peste.

La peste negra o muerte negra se refiere a la pandemia que afectó a Europa en el siglo XIV y que alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353; se estima que la misma fue causa de muerte de 25 millones de personas (aproximadamente un tercio de la población del continente en aquel entonces). Existen varias teorías sobre el origen de la plaga: la más aceptada por la comunidad científica explica que fue un brote causado por una variante de la bacteria Yersinia pestis;1 2 sin embargo, se cuestiona lo anterior por carecer de evidencia médica e histórica. Es común que la palabra "peste" se utilice como sinónimo de "muerte negra", aun cuando aquella deriva del latín pestis, es decir, enfermedad o epidemia, y no del agente patógeno.

De acuerdo al conocimiento actual, la pandemia irrumpió en primer lugar en Asia, para después llegar Europa a través de las rutas comerciales. Introducida por marinos, la epidemia dio comienzo en Mesina. Mientras que algunas áreas quedaron despobladas, otras estuvieron libres de la enfermedad o solo fueron ligeramente afectadas. En Florencia, solamente un quinto de sus pobladores sobrevivió. En el territorio actual de Alemania, se estima que uno de cada diez habitantes perdió la vida a causa de la peste negra. Hamburgo, Colonia y Bremen fueron las ciudades en donde una mayor proporción de la población murió. No obstante, el número de muertes en el este de Alemania fue mucho menor.

Las consecuencias sociales de la muerte negra llegaron muy lejos: rápidamente se acusó a los judíos como los causantes de la epidemia por medio de la intoxicación y el envenenamiento de pozos. En consecuencia, en muchos lugares de Europa, se iniciaron programas judíos y una extinción local de comunidades judías. Aun cuando líderes espirituales o seculares trataron de impedir esta situación, la falta de autoridad debido a la agitación social, que a su vez era consecuencia de la gravedad de la epidemia, generalmente no les permitía a aquellos tener éxito.

Visión general


El Feudalismo.

Se denomina feudalismo a la organización social, política y económica basada en el feudo que predominó en la Europa occidental entre los siglos IX y XV. Se trataba de propiedades de terrenos cultivados principalmente por siervos, parte de cuya producción debía ser entregada en concepto de "censo" (arriendo) al amo de las tierras, en la mayoría de los casos un pequeño noble (señor) nominalmente leal a un rey.

El sistema feudal europeo tiene sus antecedentes en el siglo V, al caer el Imperio romano. El colapso del Imperio acaeció básicamente por su extensión y la incapacidad del emperador para controlar todas sus provincias, sumado cada vez más numerosas incursiones de pueblos bárbaros que atacaban y saqueaban las provincias más retiradas del imperio. Esto provocó que los emperadores necesitaran gente para defender sus grandes terrenos y contrataran caballeros o nobles (precursores del modelo de señor feudal), éstos contrataran vasallos, villanos, etc. Se llegó incluso a contratar a jefes y tropas mercenarias de los mismos pueblos "bárbaros".

A partir del siglo X no queda resto de imperio alguno sobre Europa. La realeza, sin desaparecer, ha perdido todo el poder real y efectivo, y sólo conserva una autoridad sobrenatural remarcada por las leyendas que le atribuyen carácter religioso o de intermediación entre lo divino y lo humano. Así, el rey no gobierna, sino que su autoridad viene, a los ojos del pueblo, de Dios, y es materializado e implementado a través de los pactos de vasallaje con los grandes señores, aunque en realidad son éstos quienes eligen y deponen dinastías y personas. En el plano micro, los pequeños nobles mantienen tribunales feudales que en la práctica compartimentalizan el poder estatal en pequeñas células.

Un nuevo poder

La Iglesia Católica abarcadora de todos los bienes llamados limosnas, conocedora de la fragilidad de los reinos y del poder que ella misma tiene en esa situación, durante los concilios de Charroux y de Puy consagra a los prelados y señores como jefes sociales y sanciona con graves penas la desobediencia de estas normas. Los señores, a partir de ese momento, "reciben el poder de Dios" y deben procurar la paz entre ellos, pacto que deben renovar generación tras generación.

Se conforma así un modelo en el que la "gente armada" adquiere determinados compromisos sobre la base de juramentos y deben proteger el orden creado, y los eclesiásticos que forman la moral social y se encuentran salvaguardados por los señores.

Entorno, tareas y división de la nueva sociedad



El castillo encaramado sobre un alto será la representación del poder y la fuerza. En principio, baluarte que se daban las poblaciones para protegerse de las depredaciones. Luego, hogar del señor y lugar de protección de los vasallos en los conflictos. Desde allí se administra justicia a todos cuantos se encuentran sujetos. En un principio, las personas libres están sometidas a unas mínimas normas de obediencia, defensa mutua y servicios prometidos. Los demás son siervos.

En los países donde la dominación romana duró más tiempo (Italia, Hispania, Provenza), las ciudades se conservan, si bien con menor importancia numérica, pero a salvo de señoríos. En los países, más al norte, donde los romanos se asentaron menos tiempo o con menor intensidad, la reducción de la población en las ciudades llegó a hacer desaparecer los pocos núcleos importantes que había y el feudalismo se implanta con más fuerza.

La sociedad se encuentra entonces con tres órdenes que, según la propia Iglesia, son mandatos de Dios y, por tanto, fronteras sociales que nadie puede cruzar. La primera clase u orden es la de los que sirven a Dios, cuya función es la salvación de todas las almas y que no pueden encomendar su tiempo a otra tarea. La segunda clase es la de los combatientes, aquellos cuya única misión es proteger a la comunidad y conservar la paz. La tercera clase es la de los que laboran, que con su esfuerzo y trabajo deben mantener a las otras dos clases.

América.


Al margen de breves visitas de los vikingos hacia 1003, los pueblos de América permanecieron aislados del resto del mundo. En 900, la ciudad estado de Teotihuacán quedó destruida y las tribus bárbaras del norte invadieron México. En 968 una de estas tribus –los toltecas- estableció su capital en Tula. La ciudad se convirtió en centro de un estado militar y una red comercial que llegaba hasta Panamá y Colombia. Invadieron el territorio Maya y construyeron nuevos centros administrativos, como Chichén Itzá, en Yucatán. El imperio tolteca fue invadido y destruido en el siglo XII.

Las grandes civilizaciones de América del Sur ocupaban la región andina. Una de ellas tenía su centro en Tiahuanaco, ciudad extensa y centro ceremonial erigido cerca del lago Titicaca, en la actual Bolivia. En la época de máximo esplendor, entre 600 y 100, la ciudad llegó a tener 100000 habitantes. Son características la alfarería y la joyería. La otra gran civilización de Sudamérica tenía su centro en la ciudad de Huari. A diferencia de Tiahuanaco, Huari era capital de un poderoso imperio militar que cubría más de la mitad del actual Perú. En las dos ciudades se han hallado numerosos templos de piedra decorados con tallas complejas y, quizá, consagrados a los mismos dioses. No conocían el hierro, por lo que trabajaban con herramientas de pedernal. Las dos ciudades prosperaron durante más de dos siglos hasta el año 1000 aproximadamente, en que fueron súbitamente abandonadas.

El Sacro Imperio Romano.

Aunque la idea del Sacro Imperio Romano corresponde a Carlomagno, el territorio que él gobernó recibió el nombre de imperio Carolingio; se extendía por Francia, Austria, Alemania y Suiza, pero a su muerte se dividió y Francia quedó separada del resto.

Otón I, rey de Alemania en 936, quiso revitalizar el viejo imperio romano. En 962 hizo que el papa lo coronase emperador Augusto y fundó así una línea dinástica que se mantuvo hasta 1806. Otón fue el monarca poderoso que sometió a sus vasallos (la nobleza que le debía fidelidad) y derrotó a los magiares. Conquistó Bohemia, Austria y el norte de Italia. Su imperio se convirtió así en Sacro Imperio Romano Germánico.

Estaba formado por numerosos ducados, condados y episcopados que, aun cuando debían fidelidad al emperador, eran mutuamente independientes. A la muerte de Otón lucharon entre ellos por el poder. Elegían al emperador miembros de la nobleza llamados electores, que casi siempre escogían al rey de Alemania.

El papado calculó que los emperadores del Sacro Imperio ayudarían a la Iglesia a gobernar sobre la cristiandad; pero eran reyes poderosos que mantuvieron frecuentes disputas y guerras con los papas.

Alimentación y agricultura.


Las herramientas de hierro permitieron roturar abundante terreno durante este periodo. Las hachas de hierro derribaban árboles más grandes y los arados metálicos abrían suelos más pesados. En Bretaña, tanto los anglosajones como los vikingos extendieron continuamente el terreno cultivado. Cuando los normandos invadieron la isla, ya se había asentado el feudalismo. En Europa, caballos y cerdos fueron los animales más apreciados hasta 1100, época en que les aventajaron las ovejas por su lana.

En China se construyeron nuevas redes de regadío de arrozales. En América del Norte se empezaba a cultivar maíz en los valles más fértiles.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Carlomagno.

Tras invadir parte del imperio romano, los francos se establecieron en lo que ahora sería el centro de Francia. Su jefe Clodoveo fundó la dinastía merovingia. A su muerte, el reino se dividió entre sus hijos y se debilitó hasta el extremo de que el poder cayó en manos de Carlos Martel, que había acaudillado a los francos contra los musulmanes en Poitiers. En 751, Pipino, hijo de Carlos, destronó a los merovingios e inició la dinastía carolingia. A su muerte, en 768, heredaron el reino sus hijos Carlomán y Carlos; tres años después Carlomán murió y Carlomagno se convirtió en único rey.

Carlomagno pronto conquistó el resto de Francia y ocupó partes de las actuales Alemania, Italia y Holanda. En Europa central obligó a los sajones y a los ávaros a acatar el cristianismo. Apoyó al papa y acrecentó el poder de la iglesia en su reino. A cambio, el papa reconoció el poder de Carlomagno en 800 nombrándole el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Carlomagno impulsó la enseñanza fundando escuelas en catedrales y monasterios. La escuela palatina de Aquisgrán, su capital, fue el más importante centro de enseñanza del occidente cristiano.

Tras la muerte de Carlomagno en 814, las incursiones vikingas desde fuera y las guerras civiles desde dentro debilitaron el imperio. En 843 se dividió entresus tres nietos; éstos y sus descendientes gobernarían Alemania hasta 911 y Francia hasta 987.


Norteamérica.

Las primeras poblaciones norteamericanas surgieron en el centro del valle del Mississippi a principios del siglo VIII. Se han descubierto restos en Cahokia (Illinois), Aztalan (Wisconsin) y Macon (Georgia). Su cultura se ha llamado de los constructores de túmulos; cada población tenía una plaza central rodeada por hasta 20 túmulos rectangulares de tierra sobre los cuales se alzaban los templos y los enterramientos. La plaza estaba separada del resto del pueblo por una empalizada de madera. En torno a ella vivian hasta 10000 personas en casas alargadas de muros de barro y cubiertas de paja. El conjunto de la población estaba fortificado; sus habitantes se dedicaban a cultivar maíz, girasol, judías y calabacines. Hacia el año 800 se observava la situación paulatina de la lanza por el arco y la flecha como arma de caza.

Al suroeste surgieron hacia el 700 los llamados indios pueblos o anasazi. Construían aldeas con casas de piedra y adobe que los españoles llamaron pueblos. Hacia 1100 los edificios tenían ya 3 o 4 plantas y albergaban hasta 250 personas. Los anasazi vivían de la agricultura; el agua era para ellos muy valosa, porque las lluvias escaseaban; construyeron canales de riego. El tamaño de las poblaciones creció conforme mejoraba el rendimiento de la agricultura. Los anasazi construían también kivas, cámaras ceremoniales subterráneas.


Comunicaciones. (501-1100)


En Europa occidental, el imperio romano dejó un buen sistema de calzadas, aunque el descuido y el aprovechamiento de las piedras que hicieron campesinos y constructores se combinaron para reducirlos a simples caminos de tierra. En consecuencia, era más fácil viajar a pie o en caballería que en carro; cuando llovía, los caminos quedaban intransitables, y mucha gente prefería no viajar o moverse en barco.

Los caballos no eran iguales en todos los países. En China, por ejemplo, eran muy pequeños, y en América no existían de ninguna clase. En África el camello era más apropiado para cruzar el desierto, aunque en las llanuras se empleaba también el caballo.

La escritura floreció en los imperios bizantino, islámico y chino, mientras que al norte de Europa sólo sobrevivió en los monasterios. Hasta los reyes solían ser analfabetos; en la corte y durante los viajes, dictaban las cartas y los hechos que debían registrarse a un escribano. La mayoría de las comunicaciones eran orales, y las noticias se difundían con mucha lentitud.


Persecución de los judíos.




Tras la destrucción de Jerusalén en 70 d.C., casi todos los judíos se exiliaron e iniciaron la diáspora o dispersión, que dio lugar al establecimiento de comunidades judías en Europa y el norte de África. Los judíos españoles recibieron el nombre de  sefardíes, y de askenazíes los asentado en el centro de Europa; aún sobreviven algunos grupos de sefardíes que conservan las tradiciones y la lengua, una forma muy antigua del castellano.

Muchos eran artesanos hábiles, pero también era común entre ellos ganarse la vida con el comercio y el préstamo de dinero, actividad prohibida por el cristianismo, pero no por el judaísmo. El préstamo no estaba bien visto, pero aún así se admitía.

Sin embargo en el siglo XI, iglesia y sociedad formaban en Europa un todo indisoluble que llevó a la marginación de los judíos, que se vieron forzados a vivir en guetos o barrios separados.

La situación se agravó cuando muchos cristianos empezaron a culpar a los judíos de la muerte de Cristo, olvidando que éste era a su vez judío. Esto desencadeno numerosas persecuciones de judíos. Muchos huyeron hacia el este, a Polonia y Lituania. En el siglo XII, en España, también los musulmanes se volvieron contra los judíos; el primer país en decretar una expulsión masiva de judíos fue Inglaterra en 1290. 

Los monasterios.

Desde los primeros tiempos de la cristiandad, algunos hombres profundamente religiosos decidieron apartarse del mundo para entregarse por entero a la oración. Se les llamaba eremitas, y solían vivir en islas, desiertos y otros lugares apartados. En el siglo IV, el eremita egipcio san Antonio de Tebas formó una comunidad con otros orantes.

La idea se difundió por la cristiandad, y poco a poco fueron estableciéndose comunidades de hombres (monjes) y mujeres (monjas).

La vida en los monasterios y conventos era sencilla, pero no demasiado dura. La jornada se repetía entre la oración, el sueño y el trabajo. Los monjes recibían cada día una ración de pan, una medida de vino y dos comidas calientes, dormían en cama y a cubierto, tenían ropas para cubrirse y si caían enfermos, alguien cuidaba de ellos. Esto era mucho más de lo que tenían quienes vivían fuera de los monasterios y, en consecuencia, nunca faltaban voluntarios para incorporarse a tales comunidades.

Si bien monjes y monjas vivían entregados a la oración y apartados del mundo, los monasterios pronto desempeñaron una función crucial en la vida cotidiana. Durante siglos, los monjes fueron los únicos capaces de leer y escribir, y la única forma de recibir cierta formación era seguir la carrera eclesiástica. Pero no todos los religiosos vivían en monasterios: los curas más humildes trabajaban en las parroquias, mientras que otros ocupaban cargos importantes junto a reyes y poderosos.

Muchos monjes y monjas se consagraron al cuidado de los enfermos; les administraban medicinas hechas con hierbas cultivadas en sus huertos y, cuando todo fallaba, rezaban por el alma del paciente.

Casi todos los monasterios disponían de alojamientos para viajeros, en especial para peregrinos, que realizaban largos desplazamientos para acudir a los lugares santos. Casi todos disponían además de una biblioteca de textos clásicos y religiosos, muchos de ellos copiados a mano en el scriptorium; en ellos se basaba todo el saber de la época.

Visión general



EL MUNDO. (501-1100)

Tras la caída del imperio romano, surgieron en Europa países y pueblos nuevos. La vida de sus habitantes se vio cada vez más conformada por la iglesia cristiana y por un rígido sistema social llamado feudalismo. Entre Europa y extremo oriente se extiende una inmensa región habitada por numerosos pueblos distintos unificados por una sola región: El islamismo. Más al norte, empezaban a formarse los países esclavos, como Rusia y Bulgaria.

China conservaba su enorme ventaja cultural y científica sobre el resto del mundo. Su influencia se extendió por Asia y pasó a Japón, que conoció un considerable conocimiento artístico. En América del Norte se construyeron las primeras poblaciones y surgió en América Central la civilización Tolteca. En América del Sur se estaban formando poderosos imperios independientes, como el Huari. El contacto entre las distintas civilizaciones era muy limitado, y escaso el comercio entre países distintos. Pero el Islam se extendió por todo el Norte de África por medio de la guerra y el comercio.